lunes, 5 de mayo de 2014

Si no te lavas las manos, se acabará el fútbol

Y si con este eslógan (lo tomo prestado, Raquel) no empiezas a lavártelas, ya no sé qué hacer. 

No podemos decir que no se promueva el lavado de manos entre los profesionales de nuestro país. Infinidad de carteles con la técnica correcta, o los beneficios de realizarla, inundan los aledaños de los lavabos de centros públicos y privados. Se explica en las facultades y se recuerda cada 5 de mayo con jornadas varias en hospitales.

La "Pandemia de la gripe A" (las comillas están a propósito) nos dejó algo bueno como legado. Y no, no es una gran reserva de oseltamivir en el almacén. Es que por aquel entonces se extendió como una "pandemia" la disponibilidad del gel hidroalcohólico en centros sanitarios. No todo fue malo.

 "Hand Disinfection"[Mesh] por años.
A pesar de todo (hay más iniciativas además de las citadas, como por ejemplo Bacteriemia Zero) el lavado de manos sigue siendo un trending topic en ciencias de la salud. Tanto es así que el lavado de manos tiene su propio término MeSH (Hand Disinfection) que recoge los artículos publicados que hacen referencia, de algún modo, a esta deseable práctica. En el gráfico vemos la evolución desde 1983 (48 registros) hasta nuestros días, 2011 (297), 2012 (272), 2013 (157) y  2014 (10). Como vemos, el interés ha crecido de manera exponencial año tras año. 

Y no, no es algo nuevo esto del lavado de manos. Ya en 1847 Ignaz Semmelweis observó, en un estudio de Casos y Controles (podríamos decir improvisado), como la mortalidad de las mujeres que alumbraban asistidas por médicos y estudiantes de medicina era mayor que la de aquellas asistidas por matronas. Su hipótesis fue que el hecho de que los médicos y estudiantes hicieran autopsias y seguidamente atendieran partos, influía negativamente en la mortalidad de estas mujeres. Introdujo, pues, el lavado de manos en la asistencia sanitaria (1).

Desgraciadamente, como era habitual por aquel entonces, las nuevas teorías se tildaban de patraña o locura por el resto de compañeros de profesión. Así, Semmelweis, no obtuvo en vida ningún crédito por su aportación a la práctica clínica. Y como la casualidad es perversa, falleció de septicemia en 1865.

Años más tarde (1967) un señor (Lister) dijo que el lavado de manos (y la desinfección del instrumental) disminuía la incidencia de mortalidad y lo publicó en una revista de las buenas (2). Claro que entonces no se usaba la clorhexidina jabonosa, sino el fenol (o ácido carbólico). Pero la esencia de sus postulados siguen vigentes, aunque se les haga un caso relativo.

Ah, por cierto, el fútbol no se acabará. Pero lávate las manos, anda.

Referencias

1. Best M, Neuhauser D. Ignaz Semmelweis and the birth of infection control. Quality & safety in health care. 2004;13(3):233-4.
2. Lister J. On a new method of treating compound fracture, abscess, etc.: with observations on the conditions of suppuration. The Lancet. 1867;89(2272):326-9.

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